30 mayo 2010

Humberto Hoyos: "Ocho meses con Nelson Mandela"

Aún en arcilla, terminado el modelado Hoyos da los últimos retoques Monumento de Mandela en el taller del artista El escultor Humberto Hoyos el día de la inauguración con su obra
El embajador de la Republica de Sudáfrica Manley Albert Leslie, el escultor Hoyos, el representante de la Fundación Backus y demás autoridades.
Vista panorámica del monumento a Nelson Mandela el día de la inauguración en la plaza Andrés Cáceres en la zona financiera del distrito de San Isidro, Lima -Perú
Por Core:

Humberto Hoyos es un artista peruano considerado por la crítica especializada como el mejor escultor monumentalista en el Perú. Por la importancia de su reciente obra inaugurada, hoy en día, la prensa extranjera se ocupa del nombre de Hoyos y lo ha colocado con justa razón en la lista de los mejores artistas contemporáneos a nivel internacional. Todo esto gracias al apoyo de entidades como la Embajada de la República de Sudáfrica y la Fundación Backus.

Pocos saben que Hoyos inmortalizó al Papa Juan Pablo II. El busto fue entregado en persona al Papa en una visita que este hiciera al Perú, y luego fue llevado al mismo Vaticano. María Reiche, científica que dedicó su vida a investigar las misteriosas Líneas de Nasca, fue motivo de inspiración para que Hoyos le dedicara un busto en su honor, luego de una visita del escultor a María, en su casa de Nasca. Este busto se encuentra ahora en Dresde - Alemania, la ciudad natal de Reiche.
Y así, es larga la lista de grandes personajes que han permanecido por meses en el taller del artista, hasta que llega el momento de llevarlos a su lugar de destino.

HOYOS Y NELSON MANDELA
Durante ocho meses, Humberto Hoyos tuvo una cita diaria con Nelson Mandela en el área principal de su taller. El escultor le da a la creación una connotación superior.
La personalidad del artista y su cosmovisión hacen que se identifique desde un inicio con el personaje desde una perspectiva de introspección.
Para el artista, hacer un busto o un monumento significa convivir con el personaje. Aprender de él. Es un encuentro con la esencia de una vida. Es el privilegio de profundizar en el espíritu de ese noble luchador, de comprender qué significan para él 27 años de prisión, y la indignación de ver a sus hermanos aplastados por la segregación racial; o entender la emoción de caer al suelo de felicidad y agradecimiento, como lo hacen los grandes futbolistas al ganar un mundial; como lo hizo Mandela al ver realizado el sueño de abolir el apartheid.
Día a día, durante ocho meses de trabajo, nunca faltó una “charla de amigos” entre Hoyos y Mandela. Esta cercanía se convertía en el soplo de vida que le da el artista a su obra.
Todo el proceso de elaboración del monumento al Premio Nobel de la Paz, expresidente de la República de Sudáfrica, Ciudadano Ilustre del Mundo, Nelson Mandela, ha sido una experiencia enriquecedora. Una simbiosis de vivencias entre el artista y el personaje.
Durante las largas horas de trabajo, por la mente del artista van pasando episodios de su propia vida y la de Mandela. Estos se inician en pueblitos como Colasay, tierra natal de Hoyos; y Qunu, pueblo natal de Mandela. Y así, llegan a destinos lejanos: Hoyos triunfando en Quebec- Canadá, o trabajando en canteras de mármol en la antigua Yugoslavia; y Nelson Mandela llegando a los confines de la tierra con un mensaje de paz e igualdad.

Los triunfos y los fracasos, los desdenes y las distinciones. Un recorrido largo, que al final es premiado por los frutos que cada uno cosecha para la posteridad.